Artículo publicado en la Revista Novedades Educativas Nº 367 correspondiente al mes de agosto 2021

Resumen

Frente al nuevo escenario que nos plantea la pandemia, proponemos una mirada esperanzadora sobre los verdaderos protagonistas de la creación de esta nueva manera de enseñar y aprender: los y las docentes.

El secreto para el éxito será aprender a planificar en estas nuevas circunstancias.

Los y las docentes estamos creando un nuevo modo de ser escuela del que hablarán las generaciones venideras.

Mucho se ha escrito y leído en este último período sobre la educación en tiempos de pandemia, y mucho seguiremos analizando y redactando en el tiempo que reste, incluso más aún en la pos pandemia.

Este extraño fenómeno que nos toca transitar a los/as educadores/as nos puso patas para arriba, nos dejó atónitos y, luego de un breve estado de asombro, tuvimos que recuperarnos para pronto ponernos en marcha. Sí, en marcha a otro ritmo, en otra frecuencia, para entender cómo educar saliendo de nuestra zona de confort.

Así comenzamos a escribir otro capítulo de la historia… Una nueva forma de enseñar frente a nuevos tiempos y espacios en los que la escuela debió (re)organizarse. Nos pusimos a pensar otras alternativas para hacer más potentes los procesos de enseñar y aprender; porque de eso se trata la escuela: de enseñar y aprender.

Entonces, surge una presencialidad de alternancia como una dinámica pedagógica, que presenta períodos de trabajo de las/los estudiantes con asistencia a las instituciones en clases presenciales y actividades de aprendizaje en situaciones no-presenciales, mediados por diferentes instrumentos y soportes. Muchos docentes con la posibilidad de ofrecer en la no-presencialidad clases remotas a través de internet y otros, con actividades que se acercan a través de cuadernillos u otros soportes.

En esta nueva etapa estamos transitando la experiencia de un aprendizaje dual, mixto o híbrido, como queramos llamarle, y, en la gran mayoría de los casos, intentamos combinar lo presencial con lo virtual.

Si bien la Pandemia aceleró los procesos de aprendizaje de docentes, alumnos y, por qué no también, de los padres, en cuanto al uso de las TIC, hoy estamos frente a un nuevo escenario donde los/as docentes nos apropiamos de herramientas virtuales y del uso de las TIC  para nuestras prácticas de enseñanza, aun con muchas dificultades y muchas veces de manera intuitiva.

Tanto en situaciones en que se pueda hacer uso de la tecnología, como en los que no existe esta posibilidad, el secreto para que todo esto sea un éxito será hacer hincapié en la planificación.

La planificación es la clave porque nos permite tener en claro el por qué y para qué de la elección de objetivos, contenidos, actividades y modo de evaluar. Nos permite relacionar los contenidos con problemas actuales del campo de la Lengua, la Matemática, la tecnología y del mundo contemporáneo, y nos ayuda a pensar estrategias de enseñanza que no sean rutinarias, que permitan abordar el aprendizaje basado en proyectos, el estudio de casos, la resolución de situaciones problemáticas, entre otros.

Este nuevo tiempo escolar, tiene una relación directa con la re-organización curricular y de la enseñanza, por lo tanto, tenemos que planificarlas como un continuum a través de propuestas pedagógicas y dispositivos didácticos que consideren ambas circunstancias. Esto resulta un verdadero desafío para nosotros, que ya teníamos todo resuelto, sabíamos cómo enseñar nuestra área y cómo evaluarla.

Para aprender y enseñar en escenarios mixtos de presencialidad y virtualidad, tendremos que generar un esquema nuevo, ¡no la mezcla de dos modalidades! y para esto es clave tomar buenas decisiones en cómo planificar y en el uso de la tecnología a utilizar.

Gestionar entornos virtuales de aprendizaje, enseñar a través de internet, preparar clases y actividades en la virtualidad, producir y distribuir contenidos digitales, han pasado a formar parte de las competencias que tenemos que manejar los/as docentes y los equipos directivos en estos tiempos, de manera articulada con los conocimientos disciplinares y pedagógicos.

En el día a día, los y las docentes tenemos que tomar decisiones sobre herramientas, modos de comunicación, materiales, textos, consignas, formas de evaluación, de acuerdo con los objetivos pedagógicos y disciplinares, con el contexto y la situación en la que las clases se enmarquen. Las clases virtuales se podrán realizar por diferentes plataformas e incluso a través de redes sociales, pero el foco está puesto en la reflexión sobre los procesos comunicativos y pedagógicos que se ponen en juego y allí tenemos que poner nuestra atención.

A muchos de nuestros/as estudiantes les resulta difícil mantener el hábito de sostener las actividades en la no-presencialidad. Este es el verdadero reto: lograr mantener el interés en esta nueva modalidad. Esto también forma parte de nuestra planificación: cómo haremos el seguimiento, cómo planificaremos actividades que mantengan su interés.

Si bien en el año 2020 casi todos los/as docentes en su totalidad incursionamos sobre el uso de plataformas, se hizo con poca planificación, sin guía, realmente como se pudo. Lo novedoso en esta nueva etapa será aprender a planificar en esta modalidad, con objetivos y un plan certero. Aprender a armar un guion para la puesta en práctica de clases presenciales y virtuales, como así también, distintas maneras de evaluar el proceso de aprendizaje de los alumnos. Para ello será necesario reflexionar sobre qué entendemos por ambiente de aprendizaje, para luego definir los entornos virtuales de aprendizaje.

Tenemos que reflexionar sobre los principales elementos que deben considerarse al diseñar ambientes de aprendizaje: espacio, tiempo, metodología, medios, sujetos y evaluación. Al diseñar un ambiente de aprendizaje no sólo tenemos que considerar el medio físico, sino las interacciones que se producen en dicho medio.

En este momento tenemos dos modos de acercarnos a los y las alumnas, pero un mismo plan donde debemos combinar ambos modos de enseñar, cada uno con su particularidad. Hay que tener en cuenta cuál es el propósito y los objetivos a lograr en la planificación y qué propuestas presenciales y virtuales vamos a realizar para lograrlo. Cada propuesta tiene que estar articulada con la otra, de manera que se complementen. Por ello, es fundamental la planificación combinando las etapas sincrónicas y asincrónicas.

Los primeros pasos para llevar adelante actividades educativas en entornos virtuales no se centran en el uso de herramientas digitales, sino en la planificación didáctica, curricular y estratégica que los y las docentes realizaremos en diálogo con el nuevo entorno de enseñanza y aprendizaje. Entonces, ¿cómo elegir las actividades?

El criterio para definir las actividades, así como los recursos y herramientas digitales, dependerá de los objetivos y contenidos de la planificación y las posibilidades de interacción sincrónica – asincrónica y no a la inversa. Nos enfrentamos a la decisión de qué herramientas o aplicaciones tecnológicas utilizar para llevar a cabo los objetivos pedagógicos y curriculares de acuerdo con el contexto en el que nos manejemos. Esto requiere del trabajo colectivo y colaborativo de todo el equipo docente de cada institución, reconstruyendo la priorización de saberes y la planificación para estas nuevas circunstancias.

Habrá que planificar recorridos formativos que generen nuevas oportunidades para la construcción de aquellos aprendizajes que quedaron pendientes y prever un dispositivo de evaluación formativa, que retroalimente los procesos de enseñanza y aprendizaje.

El trabajo colectivo permite entramar los criterios de evaluación y abordarla en su doble y complementario sentido: la evaluación de proceso (o formativa) y la evaluación de resultados o sumativa. Entonces, tenemos que pensar en un trabajo situado, que atienda las particularidades del contexto, la priorización de contenidos y el sostenimiento de las trayectorias escolares diversas y desiguales de nuestros estudiantes.

La planificación será lo que nos permitirá guiar este nuevo recorrido que estamos transitando, por eso tenemos que trabajar sobre ella, compartir las experiencias con nuestros pares para tomar lo mejor de estas nuevas experiencias y comunicarlas para seguir construyendo juntos esta nueva forma de enseñar.

Desmitifiquemos que el saber está en el otro únicamente, en quien escribe un libro, o en el profesor del profesorado. El verdadero saber está en cada uno de nosotros, que cada día está pensando renovadas maneras de enseñar, buscando maneras creativas de acercar a los alumnos y alumnas al conocimiento. Todos los que transitamos las aulas, que las caminamos, ya sea de manera física o virtual, somos los constructores de esta nueva didáctica, que la estamos edificando ladrillo a ladrillo. Somos los que realmente sabemos qué está pasando con nuestros chicos y chicas, qué les gusta, qué los asusta y cómo acercarnos para que nos escuchen.

Cada día que pasa en este nuevo camino es un nuevo aprendizaje que vamos construyendo con renovadas maneras de enseñar. El verdadero ensayo-error, probando y disfrutando cuando nos sale bien. No olvidemos dejar registro de las buenas planificaciones y de las buenas experiencias, tenemos que aprender a compartirlas y a enriquecerlas.

Debemos ser conscientes de que estamos escribiendo la nueva historia de la educación todos los días, trabajando de modo colaborativo con nuestros pares, aprendiendo juntos este nuevo entramado que las circunstancias actuales nos proponen.

Somos protagonistas de un período de la historia que seguramente las nuevas generaciones estudiarán y verán como el inicio de una forma de enseñar y aprender distinta, que marcará el camino para nuevos y mejores horizontes en la educación.

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